Miserere Nobis

Para la mujer que amo tanto... 

Vida me conoces desde siempre y sabes cuanto te amo, soy presa de mis propias palabras y mis propios actos pero de aquí a la eternidad mi amor por ti no morirá porque es ahora cuando más siento que eres la persona con la que quiero estar toda mi vida ante los ojos de Dios, sólo te puedo decir que él haga su voluntad en nuestras vidas y saber respetar su decisión con la convicción que siempre y al final, él es y será el amor verdadero para ambos. Que esta vida y las experiencias que nos regala sea para poder guardarlas por siempre en el alma.

 Te amo mucho mi pequeña Lili. 

Y lo que siento por ti ni el rey de todos los demonios lo puede borrar. Este amor es tan parecido al que le tengo a mi madre. Tú y ella lo son todo para mi. Recuerda ésto por siempre y a quienes lo lean que les sirva de ejemplo cuando verdaderamente se ama, a veces hasta un pequeñisímo error puede costar un sueño.

Cuando Dormía...

Cuando dormía mi corazón velaba, la voz de mi amada oí. ¡Abre, hermana mía, ábreme paloma! Que mi cabeza está cubierta de rocío y mis cabellos del relente de la noche. Metió la mano por el agujero de la cerradura, y todo entero me estremecí. Me levanté corriendo, y mis manos destilaron mirra, mirra fluida mis dedos, por el pestilo de la puerta. Os conjuro hijas de jerusalen, si encontráis a mi amada decidle que muero de amor. Abrí, abrí a mi amada pero no estaba, ya había pasado. Y el alma se me escapó en su huida.

Oscar Rivera M.

Liliana Rojas M.  22/11/2006.